Vistas de página en total

martes, 26 de febrero de 2013



Nuestras sombras
Debemos jugar a sacar nuestras sombras y debemos perseguir la luna, utilizando una paleta de colores inventando un arcoíris.
Quiero camuflarme dentro de una burbuja, pasar desapercibida.
Porque nuestras sombras nos persiguen...
Las ficciones nos remueven, como un tiovivo.
¿Cómo sanaremos nuestro niño interior?
Juguemos a ser payasos en donde lo imperfecto tiene cabida.
Quiero ser Ilusionista en el mundo de Alicia en el país de las maravillas. 
Seamos nuevamente niños solo niños… démonos el permiso de jugar a caballeros y princesas.
Dignifiquemos nuestras partes rotas, uniéndolas con lazos azules.
Dámaris Llaudis

El poder de la palabra
El poder de la palabra, es sobrenatural, es un poder mayor que cualquier cosa, puede paralizar y mover montañas, subirte a lo más alto o hundirte en el más hondo de los pozos.
Pueden llegarte hacer creer que puedes volar, y a la vez ser la palabra la que te hunda y estampe contra el suelo.
Por ello debemos aprender a hablar con palabras de dulzura, palabras de vida, no de muerte, palabras que alegren el corazón y el alma, no que te lo rompan.
Los niños absorben las palabras como esponjas, tanto las bien dichas como las que a taladran el ser.
Debemos ser seducidos por la palabra bien dicha sin crítica ni juicio, ni  prejuicio ni desprecio. Seducción de la palabra.
Debemos ser seducidos por las perplejidades de la música hablada.
Las palabras friccionadas remueven las partes más intimas de nuestro interior.
Dámaris Llaudis

sábado, 23 de febrero de 2013


Escrito está


El corazón lo sabe.

Por mucho que la razón insista,

sabe del vaivén

de todas nuestras pequeñas muertes,

de la sinfonía de todos nuestros sueños,

 y del dolor que , quizá,

no merecemos.


El corazón lo sabe.

Y por eso reinventa un instante de luz,

latiendo ahí, en lo oscuro.

Por eso inaugura cada día

una alegría , la claridad de una risa,

para atravesar sin temor

la senda estrecha de la incertidumbre.


El corazón lo sabe.

La poesía le ayuda a respirar.

Se limita a salvarlo de nuevo.

Tal vez, teniendo fe

en que aquello que se escribe

puede llegar a ser cierto.




“Cuando jugamos sacamos la parte dulce y almendrada,  alejándonos de nuestro control mental”
Dama