Encuentros casuales donde las casualidades no existen
A quien queremos engañar, cuerpo sin alma, que viaja sin destino y no
conoce su sino, vuela como veleta andante y busca incesante, donde está su
presa, sin apego, con desdén y sin importar qué dirán y si daño habrá, alma sin
cuerpo que mira al acecho a quien poder robar lo más valioso, pero suculento
para su cuerpo y su orgullo, encuentros casuales donde las casualidades no
existen, donde se visten con despecho enseñado sus virtudes a quien deben ser
ocultas y a quien no les pertenece.
Mundo cruel y mentiroso donde creen que pueden pasar sin ser vistos ni
oídos y su delito limpiado.
Dámaris Llaudis