Deseo
El amor
germina en los sueños,
desvelando
el perfume de la rosa.
Usurpando
el primer placer su melodía,
abriendo
el silencio de la prisión desnuda,
ahogando
en un cielo de senos,
que
destilan perfume de nardo puro guardado en un vaso de alabastro.
El cuerpo
se enamora, erguido en deseo, meciendo en leve somnolencia.
Pero
nadie suspira un llanto, su cálida presencia envuelve al cuerpo
que
disipa sus miedos y sus lágrimas.
La
sombra disimulada descubre el velo que los tapa.
No se
sabe si dejar entre renglones,
el amor
adormecido.