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domingo, 12 de marzo de 2017

Deseo

El amor germina en los sueños,
desvelando el perfume de la rosa.
Usurpando el primer placer su melodía,
abriendo el silencio de la prisión desnuda,
ahogando en un cielo de senos,
que destilan perfume de nardo puro guardado en un vaso de alabastro.

El cuerpo se enamora, erguido en deseo, meciendo en leve somnolencia.
Pero nadie suspira un llanto, su cálida presencia envuelve al cuerpo
que disipa sus miedos y sus lágrimas.
La sombra disimulada descubre el velo que los tapa.
No se sabe si dejar entre renglones,
el amor adormecido.

Dámaris Llaudis

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